sábado, 14 de octubre de 2017

Mantener el enfoque

Mantener el enfoque es quizás una de las tareas más difíciles y más reconfortantes al mismo tiempo, pero ¿cuántas veces nos distraemos o dejamos pasar ciertas oportunidades? Incontables veces, les aseguro.
La vida nos ofrece tantos caminos y posibilidades que la parálisis, en ciertos momentos, es la respuesta que consideramos más apropiada para no tener que actuar y, lógicamente, errar.
Sin embargo, el mundo está regido por el ensayo y error, y eventualmente por la posibilidad de triunfo. Porque en definitiva, sin el error no hay resultados y mantenernos en línea con lo que queremos es fundamental. Pero, ¿qué pasa entonces con las distracciones?, esos pequeños momentos que llenan nuestros días de, mejor no voy o no hablo, qué tal si lo dejo para mañana, quizás a nadie le importa, etc. Nos dejamos rodear de esos pequeños que se acumulan en nuestras puertas y no nos dejan pasar.
Otras veces, en cambio, preferimos no pensar y alimentar nuestro tiempo con cosas lejanas a nuestra lista de prioridades. No obstante, cuando nos alimentamos del no pensar, las idean nuevas, esas que lo cambian todo, se aburren de llamar a la puerta y se van.
Algunos métodos
Mantener el enfoque es un asunto de práctica, el actuar en las metas más pequeñas nos ayudará a tener una sensación de realización que nos dará la base para movernos a la siguiente fase. Confianza en nosotros mismos es, muchas veces, el ingrediente principal.
El establecer objetivos concisos es también otro método de enfoque, una forma de organizar nuestro tiempo para seguir una especie de esquema diario, semanal o mensual; un esquema que te lleve cada vez más cerca de lo que te propones en la vida, puede ser una excelente idea.
Si intentamos saltarnos los pasos, la caída puede que sea muy dolorosa y que cause el efecto contrario, es decir, huir para no volver a intentarlo. Por algo cuando niños empezamos con los pasos más pequeños.
Las distracciones siempre van a estar allí, ellas nunca van a desaparecer y se irán acumulando en nuestras puertas. Usémoslas en cambio como peldaños, como métodos para darnos cuenta qué estamos poniendo de lado. Sólo te digo que tengas paciencia, si te lo propones encontrarás la forma de mantener el huidizo enfoque a la mano.

sábado, 22 de julio de 2017

¿Híbridos de derecha e izquierda?

¿Quién dice de derecha? ¿Quién dice de izquierda? Cómo esperamos ser una sociedad equilibrada si desde la cuna nos enseñan lo que es nuestro y lo que es de los demás, lo que somos y lo que no. ¿Se podría ser entonces un híbrido?
Durante mi adolescencia y mis años de colegio, pensé firmemente era de izquierda, pensaba que porque mis ideales estaban dirigidos para ayudar al más necesitado y al que imploraba por apoyo, tenía que serlo, ¿verdad? Sin embargo, durante mis años de universidad, el discurso político en mi país me llevó a pensar que era de derecha, que por que no estaba de acuerdo con dicho discurso y el énfasis en la separación que incitaba era yo, definitivamente, de derecha. Tenía que serlo, ¿verdad?


La delgada línea entre conceptos
El día de hoy, leyendo uno de tantos mensajes que cruzan por las redes sociales, un pensamiento cruzó por mi mente como un rayo en una noche oscura, una ráfaga iluminando ideas que hasta entonces no había visto. ¿Por qué tenemos que elegir?, ¿por qué si estoy de acuerdo con ciertos pensamientos políticos tengo que ser de un bando? ¿Quién puso como condición que así debe ser? La respuesta es, como siempre: nosotros escribimos las reglas. Estas reglas no están allí por la existencia misma, no por la energía o lo que creemos mueve el universo, por lo tanto, nosotros mismos podemos cambiarlas.
Siempre he estado y siempre estaré de acuerdo con los proyectos sociales, pero con proyectos que beneficien a toda la sociedad, no a una sola parte, sin importar sean ricos o pobres. Siempre estaré de acuerdo con la igualdad de pensamiento, con la construcción de una mejor infraestructura y sistema financiero, pero con sistemas que en verdad funcionen. Pero jamás estaré de acuerdo con el exceso de poder ni con el ánimo de acallar para poder dominar, no importa que tan buena se crea es la causa que se persigue.
¿Qué soy entonces?, ¿un híbrido?, si es así, ¿cuál es el problema?



Sembrando posibilidades
Esa epifanía de la que hablaba antes no es sólo el hecho de pensar que se puede ser de ambas partes, la epifanía consiste en cómo conseguirlo. Siempre me lo pregunté, ¿cómo lograr ser de ambas partes?, ¿cómo lograr que la sociedad no se mate intentando averiguar de qué lado están? Porque unos piensan que si se les da todo a los otros, estos últimos van a aprovecharse y a no hacer nada, y otros piensan que lo merecen todo sin mover un solo dedo. Suele ser bastante difícil tener dos pensamientos tan diferentes en la sociedad, pero lo es mucho más tener ese dilema en una misma cabeza. Pero creo que la respuesta yace en una sola solución: La educación.
Supongamos que como sociedad nos cansamos de tantas luchas y diferencias de clases, pero igual nos cuesta decidirnos. ¿Lo más correcto no sería comenzar por moldear la educación de nuestros hijos? Y OJO, no me refiero a un lavado de cerebro, todo lo contrario, me refiero a desarrollar mentes libres, que puedan pensar por sí mismas, pero por sobre todo mentes que conozcan el valor de la igualdad más allá de estratos sociales, religiones, géneros o pensamientos políticos; mentes que puedan trabajar en conjunto. Ésta sería una educación dónde se intensifiquen las similitudes y no lasdiferencias entre las personas que nos rodean.
No estoy tratando de desarrollar un nuevo sistema educativo, me hace falta tiempo y definitivamente personal, pero puedo empezar por ofrecer algo a los niños que tengo a mi alrededor, a aquellos que me ven a los ojos y me preguntan por qué aquel otro en la calle es diferente. Mi contribución sería decirle que en nuestras manos está el demostrar que no hay diferencias, que en nuestras manos está el crear un cambio para todos, tanto para el beneficio de ese otro como para el nuestro. Si así lo hacemos es mucho más probable que la mentalidad que hoy nos agobia se aligere en el futuro. Un niño que crezca rodeado de igualdad y compasión sería, probablemente, un adulto más propenso a cerrar esa brecha que nos separa desde hace tanto tiempo; un adulto que compartiría su tiempo y trabajo no por obligación o conveniencia, sino por convicción.
¡Qué gran diferencia es decirle a un niño que así es el mundo, que unos son ricos y otros pobres! ¡Qué gran diferencia que crezca pensando que no tienen nada que hacer, que ya todo está escrito y hecho! ¡Qué gran diferencia sería cambiarlo todo!



Últimas preguntas
En todos mis escritos le doy un gran énfasis al cambio, y lo hago porque pienso es fundamental entender que para que las piezas encuentren su lugar, deben estar en constante movimiento. El rompecabezas de la raza humana no es uno estático, es uno que está vivo y se mueve constantemente. ¿Sabremos adaptarnos al rompecabezas que nos ha tocado en nuestro tiempo?, ¿podremos preparar a nuestros hijos para enfrentar aquel que ellos van construir?, porque algo les puedo asegurar, las piezas que a ellos les tocarán, serán completamente diferente a las nuestras.
¿Podremos en un futuro cerrar la brecha entre esas dos partes?, ¿podremos convertirnos en híbridos de derecha e izquierda? Sólo espero se hagan esta última pregunta: ¿Qué podemos perder y qué podemos ganar al intentarlo?

sábado, 8 de julio de 2017

Cuando la necesidad de un cambio toca a la puerta

No es fácil aceptar la necesidad de un cambio, y muchas veces es hasta doloroso ver el final de lo que nos ha llevado tanto tiempo construir. El momento, inevitablemente, llega; lo que no siempre sabemos es que ese cambio se da para darnos la posibilidad de empezar de cero.
Poseidon de Mark Rain
Sin importar qué tantas vueltas le demos a una situación, o qué tan enrevesada se vea, nada permanece igual; ese nudo, como muchos otros, se ven en la necesidad de debilitarse, para que así nos demos cuenta que éste, aunque grande, no era indestructible.

¿Se puede solidificar un nudo?
Las situaciones en las que muchos países están son preocupantes, las rencillas, los insultos, la violencia desbocada, son sólo una pequeña parte del día a día. No es fácil ver las soluciones, mantenerse optimistas, no sentirse manipulados; pero lo que es fundamental recordar, y que les recuerden a esos que se empeñan en permanecer, es que ellos no son más que una pequeña pieza en un engranaje que sigue dando vueltas, una pequeña parte de ese nudo que el tiempo y la paciencia desenredan.
De nada vale sentarse en un trono y verse infinito en forma humana, porque no lo somos, porque el trono decae como el resto de las cosas que tienen su ciclo en ese mundo; sin embargo, aunque nuestro cuerpo físico desaparezca, lo que queda es nuestra esencia, esa que alimenta al nuevo ciclo de vida que se levantará de entre unas cuantas cenizas, o, lamentablemente, quizás de entre muchas.

Un cambio de dirección
El cambio en la dirección del viento no es cuestión de perspectivas, es cuestión de necesidad; incluso como raza nos hemos visto a merced de la evolución, ya que aprendemos de nuestros tropiezos para darle paso a una nueva posibilidad. La vida humana y sus experiencias, se podría decir, se basan en el ensayo y error.
El querer perpetuar una situación no hace más que degenerarla, destruir lo que quizás en algún momento funcionó decente o perfectamente. Pero recordemos que el mundo no se mantiene estático, y lo que funcionó ayer no tiene por qué funcionar el día de hoy.
Estrecharle la mano al cambio no escuestión de debilidad, es cuestión de firmeza y visión; el poder, por el contrario, representa al miedo de no tener y desaparecer. Sin embargo, las ideas no desaparecen, estemos o no de acuerdo con ellas; pero incluso para éstas, la inhalación y exhalación, el comienzo y el final del ciclo, son necesarios para sobrevivir.

Para mañana…
No nos dé miedo abrazar el cambio, puede que duela al comienzo, pues tenemos que acostumbrarnos paulatinamente a la nueva sensación. La cuestión es qué hacer cuando el nudo inicial comience a desaparecer, ¿nos enredaremos nuevamente en la confusión y en el ánimo de poseer, u observaremos los cambios de nuestro respirar con paciencia para inhalar nuevos vientos? La necesidad del cambio siempre toca a nuestra puerta, en la de todos y cada uno; la cuestión es, ¿qué esperamos para abrirla?

sábado, 24 de junio de 2017

Un trato de reconciliación con la creatividad

Cuando comienzan a proliferar las limitaciones, lo primero que cercenamos, sin lugar a dudas, es a la creatividad que vive en todos y cada uno de nosotros. Muchas veces, las actividades que nos hacen más feliz, quedan desplazadas a un segundo plano, a un tercero, a un cuarto, o quizás ni siquiera figuren en nuestra lista.
Dragon, de Joel Robinson
Pero qué pasa si les digo que la creatividad es una herramienta fundamental para el ser humano; que con ella creamos posibilidades y soluciones, puentes hacia caminos escondidos y torres hacia terrenos elevados. La creatividad no es sólo cuestión de artistas, de colores, formas o letras; es una presencia que llega con nosotros cuando nacemos, pero que, gran parte del tiempo, olvidamos en el camino del crecimiento.
Lamentablemente, para muchas culturas, la presencia creativa es una distracción hacia una vida de normas, una vida estructurada que nos debería mantener en una línea recta. Lo que muchas veces no se entiende es que la creatividad no es sinónimo de caos, aunque sí un sinónimo de explosión de ideas. El crecimiento de la civilización está sujeto a la creatividad de sus individuos, y ésta no está apartada sólo para los que se consideran la élite de la misma. La creatividad no se define por estratos sociales.
Para todos aquellos que han convivido alguna vez con un niño, o para los que recuerdan su propia niñez, vale la pena preguntar, ¿en qué momento estos le ponen trabas a la imaginación, en qué momento algo se convierte en un imposible para un niño? La respuesta sería probablemente, cuando intercede un adulto.
Esta mente limitada que muchas veces nos aflige es el comienzo del encogimiento, el momento crítico en el que todo parece estar cerrado y sin salida. La deliberación o quizás la ensoñación, es la búsqueda de lo que innumerables veces se nos pierde. Y qué rápido apuramos a nuestros hijos a enfocarse en el mundo, a dejar de soñar despiertos para que vuelvan a la “realidad.”
Uno de los grandes problemas de nuestra educación es que le damos a nuestros niños un ultimátum en la vida, se vive para trabajar y para ganar dinero; pero se nos olvida que lo fundamental en la vida es vivir feliz y pensar en grande, porque mientras más grande sea la idea, más posibilidades tendremos de explotar nuestra creatividad y palpar finalmente su realización.
Con esta reflexión sólo les pido recordar el mejor momento de su niñez, cuando todavía todo era posible, reencuentren esa creatividad que muchas veces se esconde en los rincones y hagan un trato de reconciliación.
¿Cómo empezar? Hagan una lista de lo que les gustaría hacer en su vida y cómo lograrlo, no importa la edad que tengan, o las dificultades en las que se encuentren; poner por escrito esas ideas podría detonar posibilidades. Llevar un diario de apuntes en los que expresen sus ideas, sueños o incluso pequeños proyectos, es también una maravillosa idea para revivir poco a poco ese proceso creativo. Lo más importante de esto no es aferrarnos a un resultado, es, simplemente, disfrutar el camino y admirar la vista.

Dejemos entonces que nuestros niños hagan lo mismo, no les hablemos de obstáculos que creemos funcionaron para nosotros, porque nuestras vidas no tienen que ser las de ellos. La creatividad es inherente a todos, no le restemos importancia a aquello que podría cambiar al mundo.

viernes, 16 de junio de 2017

De mano en mano con la solidaridad

5 Generationsde Maree Turner
Para muchos de los que vivimos fuera de nuestros países, la falta de solidaridad, aunada con la soledad, pueden convertirse en nuestro peor enemigo. El cambio de idioma y cultura pueden disparar una reacción en cadena de quejas y arrepentimientos. Nos apoyamos entonces en la solidaridad de la persona ajena, en salir de nuestra zona de confort para encontrar el alivio necesario. Pero qué pasa cuando es en nuestros países que esta solidaridad se deteriora hasta el punto que es irreconocible, qué pasa cuando ésta se ve cubierta por el miedo a la inseguridad, por el miedo a lo desconocido, por la necesidad de llegar primero que el otro y de tener más que él.
Se dice que la solidaridad es el “apoyo incondicional a causas o intereses ajenos, especialmente en situaciones comprometidas o difíciles,” por ello, desde mi punto de vista, la falta de ésta es el comienzo del aislamiento y la soledad; y la soledad, se dice, es uno de los estados más peligrosos, la puerta a enfermedades como depresión; problemas físicos, mentales o emocionales; y, a la larga, la posible causante del colapso de una sociedad.
Hace poco escuché el caso de una mujer cuya demencia la llevó a salir de su casa y a perderse en su vecindario. El factor mortal que la llevó a su muerte, fueron los -20C que en ese momento azotaban a la región; sin embargo, lo que realmente acabó con ella, fue la falta de ayuda de sus vecinos, quienes escucharon los gritos de auxilio, los golpes a sus puertas, las alarmar de los carros encenderse con desesperación, pero nadie, nadie, fue capaz de asomarse y preguntar qué causaba tanto alboroto.
Situaciones parecidas se despiertan cada día al otro lado de nuestras ventanas, o incluso de nuestro lado, pero el miedo a enfrentarlas es muchas veces más fuertes que nosotros mismos. En esos momentos valdría la pena recordar que lo que hagamos por otros es lo que nos gustaría se hiciese por nosotros.
No esperemos sólo una situación desesperada para extender una mano, pues de mano en mano construimos un mejor mundo. En vez de activar una reacción en cadena de odios y depresiones, activemos una cadena que vaya de la mano con la solidaridad.
Bien suponemos que la familia y los amigos son piezas invaluables de nuestro día a día, y aunque no siempre queramos verlo, estos conforman el rompecabezas de nuestras vidas. Aunque estén lejos, el saber puedes contar con ellos y viceversa, crea un soporte de alivio, pero no hay nada más cruel que estar rodeado de personas que, metafóricamente hablando, están ciegas, sordas y mudas a las necesidades del otro. Sólo ten en cuenta que uno de estos ciegos, sordos y mudos puedes ser tú.
Entonces pregunto, qué tan dispuestos estamos a abrir nuestras ventanas y a preguntar ¿qué pasa?; qué tan dispuestos estamos a salir de nuestra zona de confort para ayudar a aquel que quizás piensa diferente a nosotros, pero que igual necesita ayuda; qué tan dispuestos estamos de quitar el pie que va a pisar o de retirar la mano que va a quitar para que ese otro sobreviva aunque sea un día más; qué tan dispuestos estamos a transformar a la soledad crónica y al egoísmo en una fuente de acercamiento hacia las personas que nos necesitan.

Recordemos que la solidaridad es la base para una sociedad fuerte, que llena poco a poco, y de mano en mano, los espacios vacíos de la soledad y el egoísmo con momentos de reconocimiento mutuo y de comunión. La pregunta es: ¿qué tan atentos estamos hoy a las manos del otro?

viernes, 19 de mayo de 2017

La fuerza de la palabra y el pensamiento. De las diferencias a las similitudes

Muchos lo sabemos, pero igualmente, muchos también lo ignoramos. La fuerza de nuestras palabras y pensamientos es tomada a la ligera, no sabemos que esto es lo que moldea al mundo. La primera forma en la que algo existe es a través del pensamiento, por ello, no es casualidad que muchas mitologías y religiones usen el verbo como comienzo de todo lo que conocemos.
Home, de  kelogsloops
Una pequeña acción tiene una reacción en cadena sin precedentes, algo que ni siquiera podemos imaginar. Una palabra de odio puede dar lugar a revoluciones de muertes y guerras, y una palabra de unión puede cambiar el camino de nuestros actos hacia un horizonte más liviano.

Diferencias y similitudes
Particularmente, en mi país, Venezuela, se están viviendo momentos de encrucijadas, momentos de insultos, momentos de muertes. Se están viviendo momentos en los que las diferencias son las que se están llevando la atención de la gente, y las similitudes están siendo ignoradas. Porque ellas no han desaparecido, nunca se han ido; las similitudes están a nuestro lado, listas para actuar; pero si la palabra no llega, esas similitudes no pueden hacer nada para ayudarnos.
Muchos no somos políticos, pero nos hemos encontrado inmersos en las discusiones y en los odios. Qué difícil es recordar que las políticas, los gobiernos, las reglas del juego, son sólo un intento para sentirnos más estables. Pero más allá de este juego, de estas reglas, estamos nosotros, tangibles, conviviendo unos con otros.
Las rabias que lanzamos desde un podio es lo que se va a convertir en el pan nuestro de cada día, sin importar quien empezó o porqué; el enfoque tiene que ser ahora  cómo terminarlo, cómo encontrar las palabras adecuadas, cómo trabajar con los pensamientos que realmente han de sacar a un país a flote a través de la fuerza y la constancia, de un deseo de vivir mejor en vez de un deseo de tener la razón y buscar las faltas del otro.
El mundo es un lugar hermoso, aunque rodeado de vestigios caóticos, y es este caos lo que se ha hecho tan denso que se ha transformado en un bloque gris que no nos deja ver correctamente a la persona que tenemos a nuestro lado. Si quitamos de la ecuación a las diferencias que la política o la religión dibujan, muchas familias y amigos podrían sentarse a la mesa a disfrutar de un día tranquilo, de una amistad y una felicidad más auténtica; pero cuando permitimos que en la ecuación se agreguen los ingredientes de "cómo las cosas se suponen tienen que ser," la imagen de estabilidad se tambalea y eventualmente, se cae.

Siempre hay un camino
La diferencia de pensamiento no es el enemigo, es en cambio la fuente perfecta para encontrar lo valioso del punto de vista de esa otra persona. Siempre lo he dicho, “qué aburrido sería el mundo si todos pensáramos igual,” pero qué maravilloso es poder hablar de estas diferencias dentro de nuestras propias semejanzas. Lo que nos hace falta a muchos es reencontrar estas maravillas, reencontrar el gozo de escuchar una opinión ajena a la nuestra y trabajar en conjunto por un punto medio. Recordemos que como piezas de un rompecabezas es fundamental vernos como un todo.
No estoy hablando de ignorar lo que pasa a nuestro alrededor, pero sí de intentar cambiar un poco nuestro enfoque. Si tenemos un problema, tratemos de no pensar a quién culpar, más bien trabajemos desde nuestro pensamiento en cómo saciar nuestras necesidades.
Si como comunidad nos reunimos, ya sea en grupos grandes o pequeños, procuremos ver las soluciones y no buscar culpables, ni tampoco promover una cacería de brujas para sentirnos vengados. Porque llegará el momento en el que tendremos que elegir si reconstruir o perseguir, y debo decir que la persecución nunca ha reconstruido un país, esto sólo lo hacen las manos de un pensamiento nuevo y ligero, un pensamiento basado en las similitudes y, por lo tanto, en las posibilidades.
Empecemos entonces por cuidar de nuestras palabras y de nuestros pensamientos, pues ellos son el comienzo de todo lo que vemos. Intentemos ver más allá de las diferencias y encontrar todas esas similitudes que nos hacen seres humanos.
Todavía podemos hacer de nuestro entorno un lugar hermoso. ¡Ánimo!

sábado, 13 de mayo de 2017

Ser madre

Una vez escuché que cuando se es madre, la mujer activa una parte específica de su cerebro que permanecía dormida. No lo puse en duda.
La capacidad de entrega de una madre va, muchas veces, más allá de entendimiento; se escapa de las explicaciones científicas, de los teoremas matemáticos, e incluso de las leyes prestablecidas; no hay muchas circunstancias que puedan modificar ese sentimiento.
Madre y el niño en el dredón rojo, de Cludia Tremblay
Sin embargo, no podemos negar que no hay madre perfecta, que alguna que otra dista de lo que consideramos como tal, pero lo que sí es seguro, es que una madre permanecerá para siempre como centro fundamental de nuestras vidas. La profundidad de la relación entre una madre y un hijo tiene repercusiones infinitas, ya sea con buenas o malas experiencias.
Hoy quise dedicar este pequeño escrito a toda mujer cuyo corazón la lleva a ser madre. No todas despertaremos esa parte de nuestro cerebro con un parto natural, pero sí despertaremos nuestros corazones con un parto emocional, con aquellos hijos, nietos, padres o abuelos que cuidamos con amor, desde el amor y para el amor.
Como hija agradezco cada segundo de mi vida la presencia de esa mujer que, no sólo me dio la vida, si no que me levantó en cada caída, que me alimentó en cada momento de necesidad emocional o espiritual, que se sentó a escuchar cada uno de mis sueños y torturas sin enjuiciarme; pero agradezco por sobre todo a la madre que me enseñó con el ejemplo a ser madre.
Cada uno hemos vivido experiencias diferentes, algunas maravillosas y otras no tanto, pero de una u otra manera siempre ha de aparecer esa figura materna en nuestras vidas. Porque, aunque una madre biológica se lleve el título genético, sólo es aquella que nutre, que cuida, que en la vigilia nos hace crecer, la que se lleva el título oficial. Una madre es más que un cuerpo de mujer, una madre es un corazón lleno de amor.
Esta semana agradezcamos la presencia de ese ser, o seres, que han nutrido nuestro camino para hacerlo más transitable; pero seamos más heroicos, tratemos de amplificar dicho agradecimiento para toda la vida, porque el amor de una madre no dura una semana o un día, sino toda nuestra existencia.

viernes, 5 de mayo de 2017

Aceptación e integración

¿Cómo manejar la aceptación y la integración?, términos que son tan difíciles de digerir que preferimos simplemente dejarlos de lado. Aceptarse a uno mismo con todas las virtudes y los defectos es, para muchos, un camino casi tan peligroso como un terreno minado. A veces decimos que tenemos que aceptar a los otros como son, pero cómo aceptarlos a ellos si gran parte del tiempo no lo hacemos con nosotros mismos.
Todo es como un gran rompecabezas donde y nosotros somos las piezas, y cada pieza tiene, de por sí, sus propias piezas, como un cuento de nunca acabar. Si logramos encajarlas todas a nuestro alrededor lograremos armar una imagen en conjunto, pero, si por el contrario, las apartamos de nuestro lado, el rompecabezas nunca será completado.

Del entendimiento a la integración
Creado por Kumi Yamashita
Aceptar quienes somos es ver todos los aspectos de uno mismo, ver todas y cada una de las versiones que hemos creado; sólo así podremos empezar a entender a los demás, y del entendimiento a la integración no hay una gran distancia.
Como un ejemplo, ¿qué tal si les pido amar a una persona que consideran su peor enemigo?, de seguro muchos saltarían de la indignación con la sola petición, pero qué pasa si agrego además todo aquello que ha herido a ese enemigo, su niñez llena de traumas, los posibles gritos, los posibles golpes recibidos, los muchos rechazos y etapas dolorosas; les aseguro que el término enemigo se tambalearía, pues la empatía comenzaría a construirse a los alrededores del odio. Podríamos decir entonces que el entendimiento se convertiría en el puente que tanto necesitamos.

Cómo construir integración
Para comenzar un ejercicio de construcción, no es necesario hacerlo con que el que creemos es nuestro peor enemigo, pero si queremos poner en práctica esta idea de integración, podemos elegir a una persona que consideramos difícil de tratar. Aplica con ella estas ideas, ¿cuáles puedes ser sus miedos, sus esperanzas, sus motivaciones?, ¿qué ha llevado a esa persona a actuar de una forma específica?, ¿por qué puede parecer hostil a angustiada en ciertas oportunidades? Parece todo un trabajo investigativo, pero más que especulación, es un trabajo de observación.
Sin embargo, debemos recordar que esto no va a funcionar si no comenzamos por nosotros mismos; aplica esas mismas preguntas para ti, aunque te parezcan un poco sin sentido. Trátate como si fueses una persona ajena a tu propio cuerpo y acércate a ti con compasión. Háblate de los traumas, de los posibles gritos, de los posibles golpes recibidos, de los muchos rechazos y etapas dolorosas; pero háblate también de los triunfos, de los sueños, del esfuerzo que haces hoy y cada uno de los días. Te darás cuenta que te verás desde otra perspectiva.

Las bases de un todo
No, no es fácil, nada lo es; pero la posibilidad siempre está presente, tocando puertas que quieren ser abiertas. Si queremos obtener la imagen del rompecabezas como un todo, debemos empezar a entendernos individualmente y de allí a entendernos mutuamente. Cuando dejemos de gritar o de callar, podremos escuchar las razones de todas las partes, y de allí, quizás, comenzar a construir esa empatía que tanto nos hace falta para con nosotros y para con los demás.

Recordemos que la aceptación y la integración son las bases de ese todo.

viernes, 28 de abril de 2017

Del valor a la acción

Una vez alguien me dijo: “hay dos tipos de personas en el mundo, los que hacen que las cosas pasen, o aquellas que se detienen a esperar que las cosas pasen.” ¿En cuál de estas dos clasificaciones nos encontramos o nos queremos encontrar?


Follow Me, foto de Andrea Clare
Muy diferente es lo que pensamos y otra lo que hacemos. En nosotros está la capacidad de mover el mundo. La acción y el valor van de la mano, son un sistema de auto levante, un mecanismo que nos permite ponernos de pie por encima de nuestros miedos.
Tomar acción es aplicable a toda circunstancia, caminar hacia lo que se quiere con la cabeza levantada es una tarea que atemoriza a cualquiera, pero sin el miedo no sabemos a ciencia cierta lo que realmente queremos. Un cambio de profesión, el empezar un oficio, el hablar con convicción ante una revolución pacifista, el hacerse uno mismo una muralla para defender a los más necesitados; muchos son los diferentes llamados de acción. ¿Seremos parte de esos cambios o nos quedaremos a las orillas viendo pasar nuestros propios entierros?
Pero cada quién tiene sus propias luchas, la revolución de unos no es la revolución de otros. El juzgar a los otros no nos lleva a la acción, nos lleva a las palabras vacías, y el buscar mejorar nuestras vidas es llenar esas palabras con pequeños pasos; pues el valor es la llave y la acción la puerta.
Abramos la puerta con valor y acción, hagamos que las cosas pasen desde el amor para mejorar nuestro entorno.




viernes, 21 de abril de 2017

Redescubrir y ofrecer nuestros dones



Queremos que el mundo nos ofrezca todo lo que tiene, es nuestro derecho, ¿verdad?, pero si te pones a pensar, es también nuestro derecho, no nuestro deber, ofrecer algo al mundo, ¿qué ofreces tú?
¿Cómo es que nos cuesta desarrollar algo que es tan nuestro? Esos dones que nos pertenecen, que nos hablan, que nos hacen sentir completos. Muchas veces tienen que gritar para ganar nuestra atención, y gran parte del tiempo, ni siquiera los escuchamos. El mejor regalo que podríamos ofrecer con alegría es muchas veces ignorado.

Nuestro concepto actual
Hoy día llamamos dones a aquello que creemos es propio de los más especiales, algo que muy pocos tienen; pero la verdad es que son algo que muy pocos desarrollan. Todos los dones son semillas de creatividad, ya sea pictórica, matemática, de resolución de problemas, de nutrir a los más necesitados, etc. Ellos son parte fundamental de nuestro núcleo, inmersos en nuestro corazón para esperar ser despertados. Los dones están en todos nosotros.
Nuestras sociedades, muchas veces ven estas capacidades como capas secundarias de nuestras vidas. Tener dones matemáticos es más aceptable que tener dones culinarios. Los clasificamos por orden de importancia, cuando todos y cada uno de ellos tienen el mismo valor.

El destino de lo no usado
Con frecuencia, nos encontramos personas infelices en sus trabajos, rumiando el pasar de los días por la falta de pasión que ofrecen y que se les es ofrecida. La pasión es lo que mueve la creatividad y viceversa; una vez despertados nuestros dones estos se abrirán al mundo, si no, dormirán siempre enterrados sin ver la luz.
Cuando somos niños no solemos tener tantos miedos, somos capaces de ponernos la capa de  súper héroes para salir volando por el mundo sin pensar en las dificultades. Soñamos despiertos con otros mundos, o con las diferentes posibilidades que se nos ofrecen, pero pronto lo olvidamos todo, y en su lugar nace el miedo a hacerlo incorrectamente.
En nuestra vida adulta, somos incluso nosotros los que clausuramos los sueños de los más pequeños. Queremos impartirles la realidad que creemos tiene que ser la de ellos, pero gran parte del tiempo, nuestra realidad no admite sueños, no admite pasiones ni cambios al mundo, sólo admite sobrellevar lo que ya existe, lo que pensamos debe permanecer intacto. De esta forma terminamos de criar seres infelices e ignorantes de sus propios dones.

Redescubrir nuestros dones
Para ofrecer algo al mundo, tenemos primero que ofrecer ese algo a nosotros mismos, conocernos y sabernos merecedores de aquello que tenemos en nuestro interior; porque incontables veces nos sentimos incapaces e indignos.
La semilla no se pudre, mientras permanezcamos ella permanece, esperando sólo un poco de agua para surgir y nutrirse con el sol de la esperanza que traigamos hacia ella. Así que es hora de preguntarte, ¿qué te mueve, qué te motiva y te apasiona? ¿Hay algo que de pronto te hace sentir que tienes un globo hinchado en el pecho? Presta atención a esos momentos, aunque sean pequeños. Una vez que los identifiques, piensa, ¿qué puedes hacer para disfrutar de esa sensación con más frecuencia y con más libertad?
Los pequeños pasos siempre nos llevan a caminos más largos. Si el camino es pequeño y sin dificultades, eso puede significar que nos hemos quedado detenidos en un mismo lugar. Seguir el camino que nuestros dones nos ofrecen es darnos una oportunidad a nosotros mismos para nutrirnos y a su vez para nutrir.

El mundo nos ofrece la tierra y el cielo, y yo te pregunto, ¿qué le ofreces tú al mundo y a las personas que te rodean? Recuerda, es tu derecho.

viernes, 14 de abril de 2017

Las voces ajenas de la manipulación

Sin percatarnos, de seguro nos hemos encontrado inmersos en las palabras de otros, en manipulaciones disfrazadas de odios, de reglas, de instituciones. Desembarazarnos de todas ellas de seguro nos va a hacer sentir expuestos, como quitarnos el disfraz en pleno carnaval. Pero el carnaval es sólo un momento, la vida sigue recorriendo el mundo fuera de ese pequeño pestañeo.
A nuestros alrededores están todas las voces hablando, los medios de comunicación, los vecinos, los compañeros de trabajo; hasta que levantamos nuestra propia voz y la hacemos una más del montón, sonando exactamente como las demás, con las mismas reglas y los mismos odios. Nuestra voz se convierte, irremediablemente, en una voz ajena.
Mr(s) Selfdestruct, foto de Mrs-White

En situaciones de confrontaciones mayores, es casi imposible escapar de dichas voces, pero no nos engañemos, incluso en circunstancias menores las encontramos presentes. Están en los estereotipos, en las expectativas, en la intolerancia, en la necesidad de la popularidad y el poder; donde sea que se encuentren los seres humanos, tendremos los ingredientes perfectos para crear la base de las manipulaciones.
Según el Diccionario de la Real Academia Española, una de las definiciones de la manipulación es: Intervenir con medios hábiles y, a veces,arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsiónde la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares. Con todo esto dicho, ¿cuántos intereses ajenos no estamos siguiendo en estos momentos?
Me pregunto, ¿tanto miedo nos da saber lo que realmente pensamos?; descubrir acaso que estamos en desacuerdo con lo que nos hemos dicho o creído gran parte de nuestras vidas, ¿nos destruiría o nos liberaría? Cómo saberlo si no lo intentamos. Si una persona nos dice que nos lancemos de un puente, realmente nos gustaría creer que le refutaríamos. Lamentablemente muchos saltan al abismo sin analizar las opciones.
Crear razones para luchar contra ellos con más odio, es crear nuestras propias manipulaciones. Aunque suene paradójico, el bien común por sobre el particular es dejar de escuchar las voces ajenas para escuchar inicialmente la nuestra. Es como una piedra lanzada a un cuerpo de agua, creará su propio núcleo de ondas para luego extenderse y resonar con el resto, pero siempre en completa armonía. Porque la voz principal que debemos atender es la que sale de tu corazón.
El hacer unapausa es siempre un buen instrumento de ayuda, escuchar atentamente lo que queremos. Una cosa es lo que creemos necesitar y otra es lo que realmente deseamos; sin embargo, el deseo muchas veces se diluye en la creencia de lo imposible, por lo que dejamos a esas otras voces escurrirse y tomar posesión de los rincones de nuestras ideas; de esta forma muchas veces entramos en parálisis, no podemos avanzar en ninguna dirección; por ello, esa pausa le quitaría esos disfraces a esas otras voces, dándonos la oportunidad de reconocer la que debe, por sobre todo, ser escuchada.
Suena casi utópico hablar de armonía entre tanta lucha, entre tanto miedo y desesperanza. No es fácil, debo decir, e inevitablemente nos encontraremos de ese lado más veces de las que quisiéramos; pero el detenernos y reconocer esas voces ajenas, es un primer paso para detenerlas, para acallarlas, y empezar a escuchas las nuestras.

No estamos lejos de nuestra propia realización, la respuesta a esa parálisis siempre ha estado caminando a nuestro lado, comiendo con nosotros y hasta acarreando nuestras dudas. La respuesta la encontraremos en el mismo sitio de siempre, justo donde yace nuestro corazón.

viernes, 7 de abril de 2017

Caminando en círculos con la violencia

La violencia es un círculo vicioso del que sólo podremos salir si damos un paso afuera, como los juegos de saltar la cuerda. O nos quedamos saltando hasta que se nos caigan las piernas y desfallezcamos, o hacemos una pausa para ver la vida desde otra perspectiva.
 Ojo por ojo, dice el Antiguo Testamento, y no por decirlo allí se ha practicado, se practica porque nuestro instinto nos lleva a olvidarnos de todo y a buscar la solución que nos parece más lógica.
La respuesta parece fácil para aquellos que no han experimentado este tipo de violencia o guerra o, al contrario, podría parecer lógica. Personalmente, no considero la violencia como un signo de fuerza enorme, porque la violencia es un instinto básico animal: defenderse o morir; sin embargo, el detenernos un momento y analizar nuestras opciones y las consecuencias es netamente humano, eso es lo que nos diferencia de otras especies animales.

Más de un camino
El luchar por los derechos esenciales del ser humano no necesariamente va de la mano con la violencia, ese es sólo un camino que se decide tomar, pero no es el único que existe; esto lo discutí en uno de mis escritos anteriores, titulado “Escalarlas rabias o descender de ellas.” Siempre hay otras posibilidades, siempre están las opciones más pacíficas.
Muchas veces es más común decir, si tú matas a mi familia yo mato a la tuya; los sobrevivientes dirán lo mismo, y así sucesivamente. Así muy pronto nos quedaremos sin nadie. Pero ¿qué pasa cuando uno de los eslabones se rehúsa a seguir derramando sangre, o cuando ya está cansado de la persecución? La cadena se rompe, o por lo menos es más probable que lo haga, dándole así a la paz una oportunidad para levantarse entre tanta muerte.
La paz no es sinónimo de pasividad e indiferencia, es una fuerza creadora a través del reconocimiento de nosotros mismos en los otros; eso no quiere decir que nos olvidemos de nuestros derechos.

La elección
Creo que estamos muy lejos de que la violencia y la guerra desaparezcan por arte de magia. Aunque todos sepamos que es uno de los componentes que más hiere a nuestra sociedad, es difícil dejar de mirarla, sobre todo cuando está en todas partes: en las calles que caminamos, en las personas que nos rodean, en las pantallas que miramos. Descubrir ese balance parece casi imposible.
Empecemos, primeramente, a ver la paz como una realidad, no como una esperanza lejana a la que perseguimos sin ánimo de alcanzar. Las guerras no duran para siempre, el poder puede intentar quedarse en su puesto por mucho tiempo, pero el para siempre no está contemplado en la ecuación. Todo ciclo tiene un comienzo y un fin, incluso para la raza humana.
Una vez que la simple posibilidad sea una realidad en nuestras vidas, es más lógico que la veamos materializarse poco a poco. No importa que seamos unas cuantas gotas al comienzo, formemos una ola en el océano revuelto, una ola de calma y de fuerza que se extienda paulatinamente.
Tratemos por lo menor de comenzar a buscar esa salida del juego de dar vueltas y vueltas o de saltar la cuerda, por un lado siempre hay una salida de emergencia. No dejemos que la violencia nos engulla y nos haga seguir saltando hasta caer desfallecidos.

viernes, 31 de marzo de 2017

Escalar nuestras rabias o descender de ellas


Cuando las rabias comienzan a escalar, ¿cómo detenerlas? A veces descubrimos que las queremos a nuestro lado, que las necesitamos para luchar con nuestros sentimientos más profundos, que las alimentamos para no ver el lado vulnerable de ellas, y por lo tanto de nosotros mismos. ¿Queremos realmente descender de nuestras rabias?
Muchas veces, después que se va la rabia nos sentimos desinflados, culpables de nuestras debilidades; sin embargo, otras veces, éstas no se retiran, sino que crecen como jorobas inmensas que cargamos sobre nuestras espaldas. Si nos descuidamos, cargaremos con ese peso por el resto de nuestra existencia.

Las rabias acumuladas
Autumn Ladder, foto de Jeremy Miranda
Muchas veces las heridas que vamos acumulando en nuestras vidas pueden ser las causantes de las rabias que subyacen en nuestra mente, pero también están las rabias circunstanciales, aquellas que pertenecen al entorno. Nos llenamos tanto de ellas que cada aspecto de nuestras vidas toman tintes de gritos, de malas caras, de palabras hirientes y de confrontaciones innecesarias; e inevitablemente, esa carga pesada, comenzamos a expandirlas hacia las personas a nuestro alrededor.
Las rabias no son únicas de aquellos violentos que viven con las armas bajo el brazo, no son propiedad de los que van a programas especiales para controlarlas, no están sólo al lado de aquellos que golpean a sus familiares en sus borracheras o en sus sobriedades. Las rabias viven en cada uno de nosotros, y muchas veces, en la más simple actitud podemos encontrarlas. Una cosa es hacerlas más livianas al compartirlas, otra muy diferente es expandirlas  y repartirlas. Compartir las rabias se hace con diálogo y con el corazón abierto, el expandirlas se hace a diestra y siniestra, sin hablar y sin mirar a los lados.
Aunque no nos guste pensarlo o admitirlo, muchas veces esas rabias, son los causantes de los traumas y heridas de las personas que amamos. Un grito no pensado o una frase hiriente, pueden convertirse en las primeras cicatrices de nuestros familiares más cercamos.
Pero no todo está perdido. Si escalamos a la cima de las rabias y los gritos, o si ponemos rocas de desconfianza sobre más rocas, la respuesta es empezar a removerlas. No digo simplemente removerlas porque es más fácil decirlo que hacerlo, el misterio radica en empezar con la faena de remoción y descenso. Pero la tarea de limpieza de rabias puede ser larga y extenuante.

Qué métodos usar para prepararnos
La pregunta es, ¿queremos bajar realmente de la montaña de nuestras rabias?, ¿queremos empezar a vernos a nosotros mismos por quien realmente somos? Vernos vulnerables no es un pecado mortal, es un camino que construye empatía hacia los demás y, más importante, hacia nosotros mismos.
Seguramente has escuchado mil veces la frase “cuenta hasta diez y respira profundo”, bueno, la frase no está sobre usada, pues ese momento de pausa le permitirá a nuestro cerebro evaluar las causas de nuestra rabia, las consecuencias que los gritos podrían traer para todos los presentes, y los posibles pasos a seguir para deshacernos de la piedra antes de ponerla en nuestros hombros. Es una técnica válida para cualquier momento.
Si necesitas más tiempo, pídelo. No te des la vuelta y te vayas de una confrontación sin ninguna explicación, pues sólo le vas a decir a ese otro que sus problemas no son importantes. Lo que sugiero en cambio es pedir un tiempo fuera en voz alta, explicarle al otro la necesidad de pensar por un momento antes de continuar. El pedir un momento no es huir, es internalizar tu respuesta.
La meditación, por supuesto es un método muy útil para entender tus rabias, para comunicarte con ellas. Saber de dónde vienen es muchas veces la respuesta para pedirles se calmen. Unos pocos minutos de meditación diaria te ayudarían a ver tus rabias de forma más tangible y a buscar una solución en conjunto.

Comenzar el descenso
Probablemente ya se habrán dado cuenta que mi po
sición frente al mundo es que todos los lados pertenecen a un todo y que ese todo debe ser escuchado en su totalidad. Si la rabia está presente, tiene un motivo; siempre escucha lo que tu cuerpo y tu mente trata de decirte, trata de entenderlo para lograr un balance para ti y para las personas que te rodean. Si por el contrario tratas de amordazar tu rabia, a ésta le saldrán colmillos, y lo más seguro es que cuando se logre liberar, las consecuencias sean más devastadoras que si la hubieses escuchado con anterioridad.
Por ello, cuando escalemos al tope de nuestras rabias aprovechemos para mirar al horizonte, mucho más allá de ellas. Ese mundo al otro lado nos espera, pero para llegar a él, tenemos que descender primero, tenemos que bajar la montaña de nuestras rabias para ponernos en camino hacia el otro lado. No lo dudes, desciende y empieza a caminar.

jueves, 23 de marzo de 2017

Cooperación o competencia, ¿dividirlas o entrelazarlas?



¿Cooperación o competencia? Qué son, a cuál de estas dos nociones nos inclinamos. ¿Es una peor que la otra? ¿La cooperación traería la salvación o desapareceríamos si compitiésemos todo el tiempo?, ¿hay que dividirlas o más bien entrelazarlas?

El mundo en el que vivimos es un mundo dual, un mundo de posibilidades. No toda cooperación es maravillosa, y no toda competitividad es malsana. La creación de la bomba atómica, por ejemplo, fue un trabajo en equipo, de científicos, de ingenieros, de políticos y pilotos; sim embargo, podemos decir con seguridad que las consecuencias de la misma fueron devastadoras. ¿Y qué pasa con la competencia por supervivencia?, con el proceso de mejorar nuestras civilizaciones para optimizar la calidad de vida, qué pasa cuando las circunstancias nos confunden las definiciones y se llevan las nociones preestablecidas.

Retroceder para definir el camino
Para lograr un balance entre ambas debemos dar varios pasos atrás, retroceder del colectivo por un momento y establecer una versión individual, pues con estas definiciones en específico, cuando partimos de lo colectivo, corremos el riesgo de perdernos en los deseos y reacciones de los otros, pasando incluso por encima de nosotros mismos.
Cuántos casos no hemos vistos de linchamientos en masa. Una horda de gente furiosa que destroza a otro ser humano. Quizás no lo haríamos si estuviésemos solos, pero apoyados por un grupo, ¿de qué no somos capaces?
La cooperación y la competencia no son diferentes a esto, pues el populacho los define de una manera precisa, en el que podrían escapar de nuestras manos y de nuestros deseos individuales. La decisión que tomemos es la que nos va a definir, el deseo de realizar un bien es el que nos va a llevar a tomar las manos de las personas a nuestro alrededor, cuyas individualidades les llaman a actuar de forma específica.

Redefinir conceptos
Hace unos días hubiese dicho que la cooperación era la clave fundamental para la supervivencia en todos los aspectos, y la competitividad nos llevaría inevitablemente a la destrucción de la especie, pero la realidad es que no hay esquemas precisos. Son sólo los deseos en nuestros corazones los que realmente nos hablan y prevalecen. Por lo tanto, ¿cuál es el mensaje que quieres darle al mundo?
Afianzar estos conceptos durante la infancia de nuestros hijos nunca está de más, pero el punto es siempre encontrar ese punto medio, pues tampoco queremos predisponer a nuestros hijos a una lucha constante y sin sentido, que a la larga, más que con otros sería consigo mismo. Y la cooperación, por lógica, parece ser el camino perfecto para sobrellevar los obstáculos, pero para esto el bien común es la meta, la supervivencia en consonancia con el mundo y no en contra de él.

Consecuencias
Cuántas veces creemos cooperar sin mirar a largo plazo, sin mirar las consecuencias que vienen en alas de la posible destrucción, como en el caso extremo de la bomba atómica. Antes de tomar una decisión, siempre es posible detenerse y mirar si es lo que realmente deseamos o más bien lo que creemos desear. Cuántas veces no cerramos los ojos a la competencia pensando que, inevitablemente, no vamos a llegar a ningún lado. La costumbre puede ser también un arma de destrucción masiva.
Gandhi, por ejemplo, logró usar ambos conceptos en cierto equilibrio. Su revolución de la no violencia se basó en la cooperación del pueblo para ir más allá de la pobreza y las costumbres que los hundían. Esto los llevó a ir en contra de otros seres humanos, más que todo en materia ideológica; sin embargo, a la larga también se intentó establecer un llamado a la cooperación futura. He allí el triunfo de muchas de sus ideas revolucionarias fundadas en la paz.

La cooperación y la competencia comienzan muy dentro, y su expansión nos define como raza, a diferencia de lo que muchos piensan, no se empujan entre sí. Así que, si queremos sembrar ambas semillas lo que tenemos que definir es qué ideales serán sus núcleos para el futuro a corto y a largo plazo; cómo las regaremos y la haremos crecer para beneficio de todos es decisión nuestra.

viernes, 17 de marzo de 2017

¿Qué camino tomar para sanar las heridas?


Hay más de una manera de sentirse sanados. Una es creer que la herida a cicatrizado para siempre y cerrar los ojos bien apretados para no ver las huellas de lo que pasó. La otra es observar la cicatriz con regularidad y pensar en el proceso de sanación que se está llevando a cabo para restituir la piel. ¿Cuál es el proceso de tu preferencia? ¿Con cuál te sientes más cómodo?
Cualquiera de los dos métodos amerita ese proceso de sanación en sí, el haber pasado por todo un camino de descubrimiento, reconocimiento de la herida y vendajes, incluso de puntadas y otras hasta de trasplantes. Estoy segura que con un asentimiento de cabeza muchos reconocen estos procedimientos. Pero esta reflexión no es para hablarles de cómo llegar a este punto, esta reflexión es para observar lo que viene después.

Las opciones
Introspection, foto de Alexandra Douglass
Estos son dos métodos que tienen como punto de partida una herida supuestamente cerrada. Hay momentos en que la herida nos pica y la miramos con curiosidad, pensando en su textura, en cómo es diferente al resto de la piel. Si llegamos a ignorar nuestra herida, ¿cómo aprender de ella?, ¿cómo recordar tener cuidado al subirse a los árboles de nuestros patios para llegar al otro lado del cielo? Porque muchos queremos llegar a ese otro lado.
“Ya la curé. Ya no existe la piquiña. Los recuerdos los encierro bajo llave y a su vez la llave en el armario.” Si esta es nuestra frase, no nos apuremos, la llave va a empezar eventualmente a tocar a la puerta, y más atrás la herida olvidada y solitaria nos empezará a quemar. Se abrirá de nuevo, con una intensidad que puede ser tan profunda y destajadora como la primera vez.
Así nos tocará repetir el mismo proceso una y otra vez, preguntándonos qué estamos haciendo mal para tener que revivir tanto dolor. La herida no es un ente independiente a nuestro cuerpo, es nuestro cuerpo, es nuestra sangre, es nuestra alma. No vamos por el mundo tratando de ignorar nuestra alma, no caminamos tratando de decirle a nuestra cabeza que no existe. De la misma forma las heridas no se quedan atrás, siempre caminan con nosotros, y siempre a nuestro lado, junto al resto que nos conforma como personas.
Mirar nuestra herida no quiere decir que vivamos con la vista fija en ella, que la contemplemos hasta el final de los tiempos sin explorar los alrededores. A una herida física la observamos de tiempo en tiempo y recordamos sus momentos, como si estuviésemos viendo un álbum fotográfico: esta cicatriz es de una operación de corazón abierto, ésta es de la rasgadura de un clavo, y ésta otra viene del totazo infalible con la esquina del mueble. Siempre están en nuestros recuerdos para que saboreemos las enseñanzas de la vida, aunque el sabor sea amargo.

La decisión
Repito entonces mis preguntas del comienzo: ¿Cuál es el proceso de tu preferencia? ¿Con cuál te sientes más cómodo? Lanzarse al círculo del olvido total y el dolor total, o la contemplación esporádica del proceso de sanación. Debemos considerar realmente qué camino queremos tomar y cuál vamos realmente a transitar.
Mirar nuestras heridas no nos hace débiles, como muchos piensan. Personalmente, pienso que nos hacen más sabios al comprenderlas, al escuchar sus necesidades; nos hacen expertos en nosotros mismos y más capaces de dar una respuesta afirmativa a nuestros corazones. Así la cicatriz no quedará olvidada y el dolor se mitigará para que podamos andar.