Mantener el
enfoque es quizás una de las tareas más difíciles y más reconfortantes al mismo
tiempo, pero ¿cuántas veces nos distraemos o dejamos pasar ciertas oportunidades?
Incontables veces, les aseguro.
La vida nos
ofrece tantos caminos y posibilidades que la parálisis, en ciertos momentos, es
la respuesta que consideramos más apropiada para no tener que actuar y,
lógicamente, errar.
Sin embargo, el
mundo está regido por el ensayo y error, y eventualmente por la posibilidad de triunfo.
Porque en definitiva, sin el error no
hay resultados y mantenernos en línea con lo que queremos es fundamental.
Pero, ¿qué pasa entonces con las distracciones?, esos pequeños momentos que
llenan nuestros días de, mejor no voy o
no hablo, qué tal si lo dejo para
mañana, quizás a nadie le importa,
etc. Nos dejamos rodear de esos pequeños que se acumulan en nuestras puertas y
no nos dejan pasar.
Otras veces, en
cambio, preferimos no pensar y alimentar nuestro tiempo con cosas lejanas a
nuestra lista de prioridades. No obstante, cuando nos alimentamos del no
pensar, las idean nuevas, esas que lo cambian todo, se aburren de llamar a la
puerta y se van.
Qué fácil nos
dejamos distraer de lo que anhelamos, que fácil dejamos que el miedo nos gane la partida. ¿Cómo podemos ganarla nosotros?
Algunos
métodos
Mantener el
enfoque es un asunto de práctica, el actuar en las metas más pequeñas
nos ayudará a tener una sensación de realización que nos dará la base para
movernos a la siguiente fase. Confianza en nosotros mismos es, muchas veces,
el ingrediente principal.
El establecer
objetivos concisos es también otro método de enfoque, una forma de organizar
nuestro tiempo para seguir una especie de esquema diario, semanal o
mensual; un esquema que te lleve cada vez más cerca de lo que te propones en la
vida, puede ser una excelente idea.
Si intentamos
saltarnos los pasos, la caída puede que sea muy dolorosa y que cause el efecto
contrario, es decir, huir para no volver a intentarlo. Por algo cuando niños
empezamos con los pasos más pequeños.
Las
distracciones siempre van a estar allí, ellas nunca van a desaparecer y se irán
acumulando en nuestras puertas. Usémoslas en cambio como peldaños, como métodos
para darnos cuenta qué estamos poniendo de lado. Sólo te digo que tengas
paciencia, si te lo propones encontrarás la forma de mantener el huidizo
enfoque a la mano.