¿Cómo es que la confianza tiene dos caras?, se preguntarán. La verdad puede tener más de dos, porque la confianza activa una reacción en cadena para lograr el cambio. Sin embargo, a veces la cadena se rompe y esa confianza aún niña se puede tambalear y claudicar. Esas otras caras de la confianza (que para función de este artículo son las personas a tu alrededor) no siempre se les considera 100% necesarias, pero, no podemos negar, que sí nos pueden dar un empuje y llevarnos de forma más sólida y segura a nuestras metas.
La confianza vista desde la sociedad
Apenas venimos
al mundo aprendemos a confiar en las personas que nos rodean. Les damos las
manos, y ellos, como protectores nos proporcionan la guía necesaria para
nuestra supervivencia; sin embargo, a medida que vamos creciendo, todas esas
ayudas se van metamorfoseando en exigencias, en reglas instituidas desde que
nos levantamos y abrimos los ojos en la mañana, hasta la hora de acostarnos y
cerrarlos nuevamente.
Las sociedades
en las que vivimos son plantillas que hemos mejorado o desmejorado con el
tiempo, y como tal, nos dicen qué se espera de nosotros, cuáles son nuestras
reglas, nuestras condiciones de vida, nuestros requisitos para levantarnos y
luchar por lo que creemos, y si estamos fuera de las reglas somos culpables de
desacato. Nunca he estado completamente en contra de estos métodos, pues creo
que controlan el caos que podría liberarse si, contrariamente, no existiese
nada; ahora, lo que llama mi atención es que con el tiempo nos hemos cegado a
consciencia, nos hemos tapado los ojos a lo que realmente queremos sean
nuestras vidas.
La confianza lleva al cambio
Show Me Your Way, foto de Jeff Isy |
No estoy
diciendo que se debe saltar a ciegas, pero, si se quiere, se podría hacer poco
a poco, se podría dar un paso hacia lo desconocida a ver qué tal. Pero hay un
elefante enorme en el cuarto con todos nosotros, uno que casi se sale por las
ventanas sin dejarnos respirar: a la
sociedad tampoco le gustan los cambios. Las responsabilidades se van a
interponer, los “no creo que sea buena idea” se van a levantar de entre las
frases, los “necesitamos estabilidad” darán acto de presencia de padres,
hermanos, parejas e hijos; pero ¿debemos juzgarlos por esto?, entendamos que
los manejan los miedo, es normal que estén asustados, también los que desean los cambios lo están. Sin lugar a dudas, no
ha sido una decisión fácil de tomar.
Las dos caras
Las dos caras de
la moneda a las que me refiero en esta reflexión, son importantes; para que la
confianza se dé hay que expandirla, para que funcione y se manifiesten los
deseos se necesita un pequeño apoyo de aquellos que nos acompañan. Si la
estabilidad es un tema importante, que no dudo que lo sea, tomemos entonces
pequeños pasos para introducirla, nadie nos ha dicho que tenemos que dejarlo
todo, pero en cambio podemos intentarlo como si estuviésemos aprendiendo a
caminar de nuevo.
Si eres tú, el
que lee, el que quiere implementar estos cambio en tu vida, no te amilanes, no
eres el primero ni serás el último; hazlo a tu propio ritmo y con la confianza
a flor de piel. Pero ten en cuenta que debería ser un cambio que sale directo de tu
corazón y no de tus miedos; préstale atención, dale la oportunidad, por lo
menos, de escucharlo atentamente. Si eres tú, familiar de uno de los que
empiezan a tantear el cambio, el que lee, busca en tu corazón, analiza qué te atemoriza y se arremolina tu cabeza. Ten en cuenta que la comunicación abierta
es siempre una excelente aliada.
La confianza amerita trabajo
No te puedo
asegurar el éxito, eso te lo aseguras tú mismo, y depende de cuánto luches para
lograrlo, porque de nada sirve decir que confías en Dios para luego sentarte
pacientemente a que baje en una nube a resolverte la vida; el cambio amerita trabajo y sudor. Lo que sí te puedo asegurar es que nada permanecerá igual, que
un movimiento trae otro, y otro; y que cuando menos lo esperes, las ruedas
habrán empezado a recorrer senderos desconocidos; y a veces, sin saberlo a
ciencia cierta, sentimos que necesitamos ese movimiento.
En este momento
le hablo a ambas caras de esa moneda: así
como te gustaría que confiasen en ti, confía en los que amas, no todas las
decisiones se toman a la ligera. Si conoces a esa persona a la que has
apoyado toda la vida, sigue adelante en sus nuevas decisiones, acompáñalo a dar los pasos necesarios,
aunque sean pequeñitos, para que su mundo y por lo tanto, el tuyo, pueda
empezar a moverse. Y tú, el que cambias, trabaja duro para lograr lo que
deseas, nunca nadie ha dicho que sea
fácil, pero sí muchos han dicho que ha valido la pena el esfuerzo.
MI DIOS Y SU HIJO QUEREN QUE SEA DE LA MANERA EN QUE NO ALLA DESCONFIANZA. TODO AMOR.
ResponderBorrarAsí es!
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