¿Quién dice de
derecha? ¿Quién dice de izquierda? Cómo esperamos ser una sociedad equilibrada
si desde la cuna nos enseñan lo que es nuestro y lo que es de los demás, lo que
somos y lo que no. ¿Se podría ser entonces un híbrido?
Durante mi
adolescencia y mis años de colegio, pensé firmemente era de izquierda, pensaba
que porque mis ideales estaban dirigidos para ayudar al más necesitado y
al que imploraba por apoyo, tenía que serlo, ¿verdad?
Sin embargo, durante mis años de universidad, el discurso político en mi país
me llevó a pensar que era de derecha, que por que no estaba de acuerdo con
dicho discurso y el énfasis en la separación que incitaba era yo,
definitivamente, de derecha. Tenía que serlo, ¿verdad?
La delgada línea entre conceptos
El día de hoy,
leyendo uno de tantos mensajes que cruzan por las redes sociales, un
pensamiento cruzó por mi mente como un rayo en una noche oscura, una ráfaga iluminando
ideas que hasta entonces no había visto. ¿Por qué tenemos que elegir?, ¿por qué
si estoy de acuerdo con ciertos pensamientos políticos tengo que ser de un
bando? ¿Quién puso como condición que así debe ser? La respuesta es, como
siempre: nosotros escribimos las reglas. Estas reglas no están allí por la
existencia misma, no por la energía o lo que creemos mueve el universo, por lo
tanto, nosotros mismos podemos cambiarlas.
Siempre he
estado y siempre estaré de acuerdo con los proyectos sociales, pero con
proyectos que beneficien a toda la sociedad, no a una sola parte, sin importar
sean ricos o pobres. Siempre estaré de acuerdo con la igualdad de pensamiento,
con la construcción de una mejor infraestructura y sistema financiero, pero con
sistemas que en verdad funcionen. Pero jamás estaré de acuerdo con el exceso de
poder ni con el ánimo de acallar para poder dominar, no importa que tan buena se
crea es la causa que se persigue.
¿Qué soy
entonces?, ¿un híbrido?, si es
así, ¿cuál es el problema?
Sembrando posibilidades
Esa epifanía de
la que hablaba antes no es sólo el hecho de pensar que se puede ser de ambas
partes, la epifanía consiste en cómo conseguirlo. Siempre me lo pregunté, ¿cómo
lograr ser de ambas partes?, ¿cómo lograr que la sociedad no se mate intentando
averiguar de qué lado están? Porque unos piensan que si se les da todo a los
otros, estos últimos van a aprovecharse y a no hacer nada, y otros piensan que
lo merecen todo sin mover un solo dedo. Suele ser bastante difícil tener dos
pensamientos tan diferentes en la sociedad, pero lo es mucho más tener ese dilema
en una misma cabeza. Pero creo que la respuesta yace en una sola solución: La educación.
Supongamos que
como sociedad nos cansamos de tantas luchas y diferencias de clases, pero igual
nos cuesta decidirnos. ¿Lo más correcto no sería comenzar por moldear la
educación de nuestros hijos? Y OJO, no me refiero a un lavado de cerebro, todo
lo contrario, me refiero a desarrollar mentes libres, que puedan pensar por sí
mismas, pero por sobre todo mentes que conozcan el valor de la igualdad más
allá de estratos sociales, religiones, géneros o pensamientos políticos; mentes
que puedan trabajar en conjunto. Ésta sería una educación dónde se intensifiquen las similitudes y no lasdiferencias entre las personas que nos rodean.
No estoy
tratando de desarrollar un nuevo sistema educativo, me hace falta tiempo y definitivamente
personal, pero puedo empezar por ofrecer algo a los niños que tengo a mi alrededor,
a aquellos que me ven a los ojos y me preguntan por qué aquel otro en la calle es
diferente. Mi contribución sería decirle que en nuestras manos está el
demostrar que no hay diferencias, que en nuestras manos está el crear un cambio
para todos, tanto para el beneficio de ese otro como para el nuestro. Si así lo
hacemos es mucho más probable que la mentalidad que hoy nos agobia se aligere
en el futuro. Un niño que crezca rodeado de igualdad y compasión sería,
probablemente, un adulto más propenso a cerrar esa brecha que nos separa desde
hace tanto tiempo; un adulto que
compartiría su tiempo y trabajo no por obligación o conveniencia, sino por convicción.
¡Qué gran
diferencia es decirle a un niño que así es el mundo, que unos son ricos y otros
pobres! ¡Qué gran diferencia que crezca pensando que no tienen nada que hacer,
que ya todo está escrito y hecho! ¡Qué gran diferencia sería cambiarlo todo!
Últimas preguntas
En todos mis
escritos le doy un gran énfasis al cambio, y lo hago porque pienso es fundamental
entender que para que las piezas encuentren su lugar, deben estar en constante
movimiento. El rompecabezas de la raza humana no es uno estático, es uno que
está vivo y se mueve constantemente. ¿Sabremos adaptarnos al rompecabezas que
nos ha tocado en nuestro tiempo?, ¿podremos preparar a nuestros hijos para
enfrentar aquel que ellos van construir?, porque algo les puedo asegurar, las piezas que a ellos les tocarán, serán
completamente diferente a las nuestras.
¿Podremos en un
futuro cerrar la brecha entre esas dos partes?, ¿podremos convertirnos en
híbridos de derecha e izquierda? Sólo espero se hagan esta última pregunta: ¿Qué podemos perder y qué podemos ganar al
intentarlo?