No es fácil
aceptar la necesidad de un cambio, y muchas veces es hasta doloroso ver el
final de lo que nos ha llevado tanto tiempo construir. El momento,
inevitablemente, llega; lo que no siempre sabemos es que ese cambio se da para
darnos la posibilidad de empezar de cero.
Poseidon de Mark Rain |
¿Se puede solidificar un nudo?
Las situaciones
en las que muchos países están son preocupantes, las rencillas, los insultos,
la violencia desbocada, son sólo una pequeña parte del día a día. No es fácil
ver las soluciones, mantenerse optimistas, no sentirse manipulados; pero lo que
es fundamental recordar, y que les recuerden a esos que se empeñan en permanecer,
es que ellos no son más que una pequeña pieza en un engranaje que sigue dando
vueltas, una pequeña parte de ese nudo que el tiempo y la paciencia desenredan.
De nada vale
sentarse en un trono y verse infinito en forma humana, porque no lo somos,
porque el trono decae como el resto de las cosas que tienen su ciclo en ese
mundo; sin embargo, aunque nuestro cuerpo físico desaparezca, lo que queda es
nuestra esencia, esa que alimenta al nuevo ciclo de vida que se levantará de
entre unas cuantas cenizas, o, lamentablemente, quizás de entre muchas.
Un cambio de dirección
El cambio en la
dirección del viento no es cuestión de perspectivas, es cuestión de necesidad;
incluso como raza nos hemos visto a merced de la evolución, ya que aprendemos
de nuestros tropiezos para darle paso a una nueva posibilidad. La vida humana y sus experiencias, se
podría decir, se basan en el ensayo y error.
El querer perpetuar una situación no
hace más que degenerarla,
destruir lo que quizás en algún momento funcionó decente o perfectamente.
Pero recordemos que el mundo no se mantiene estático, y lo que funcionó ayer no
tiene por qué funcionar el día de hoy.
Estrecharle la mano al cambio no escuestión de debilidad, es cuestión de firmeza y visión; el poder, por el
contrario, representa al miedo de no tener y desaparecer. Sin
embargo, las ideas no desaparecen, estemos o no de acuerdo con ellas; pero
incluso para éstas, la inhalación y exhalación, el comienzo y el final del
ciclo, son necesarios para sobrevivir.
Para mañana…
No nos dé miedo
abrazar el cambio, puede que duela al comienzo, pues tenemos que acostumbrarnos
paulatinamente a la nueva sensación. La cuestión es qué hacer cuando el nudo inicial
comience a desaparecer, ¿nos enredaremos nuevamente en la confusión y en el
ánimo de poseer, u observaremos los cambios de nuestro respirar con paciencia
para inhalar nuevos vientos? La
necesidad del cambio siempre toca a nuestra puerta, en la de todos y cada uno; la cuestión es, ¿qué esperamos para abrirla?
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