viernes, 3 de marzo de 2017

Ser rechazado o ignorado. Versiones de un todo



El rechazo y el ser ignorado son de los estados de ánimo que más despiertan miedos y frustraciones. Nos suelen paralizar desde la punta de los pies hasta la punta del cabello en espasmos de dolor que no nos damos cuenta tener hasta que les prestamos atención. ¿Qué tanto dejamos que el miedo al rechazo y al ser ignorados gobiernen nuestras vidas?
Foto tomada del sitio web www.sortrature.com
Claramente recuerdo cuando tenía catorce años, participaba en un Festival Interno de mi colegio en la categoría de cuento. No era la la primera vez que participaba en algo parecido y me decía, ¿qué puede salir mal? Bueno, siempre pasan cosas inesperadas.

Al llegar mi turno, sólo veía el mar de gente a mis pies; estaba en una tarima lo suficientemente alta como para poder ver las caras de los estudiantes y de los representante apelmazados bajo el techo del patio central y, justo cuando iba a empezar a hablar, se dañó el micrófono. Así que me di media vuelta y me dispuse a bajar y a esperar. Por lo menos esa era mi idea, pero la idea de la persona encargada fue que hablara sin micrófono y lo más alto posible.

En ese momento entré en pánico, pero más pánico me dio cuando me di cuenta que nadie me prestaba atención, que mi voz era muy baja como para ser escuchada incluso por las personas que estaban frente a mí. Todos hablaban entre sí y yo hablaba para nadie. Ese fue el día del comienzo de mi pánico escénico, el día funesto que recuerdo cada vez que siento que la sensación de rechazo o de ser ignorada se aproximan.

Las diferentes versiones de uno mismo
Todos tenemos experiencias diferentes, esos momentos que marcan nuestras vidas y que recordamos con un nudo en la garganta. Pero qué poco recordamos los otros días, aquellos en los que somos unos gigantes frente al mundo y nos lo podemos comer de un mordisco. Esos días no los pensamos, preferimos escuchar la otra versión de nosotros mismos, esa versión que entra en pánico fácilmente y prefiere salir corriendo.

Si nos ponemos a desmenuzar nuestra personalidad, nos vamos a dar cuenta que estamos divididos en varias versiones, unas más conocidas que otras: el campeón, el artista, el intelectual, el fiestero, el miedoso, el violento, el compasivo, etc. El conocer profundamente cada una de estas versiones nos ayuda a mantener las piezas juntas para que sean un todo.

El miedoso, el rechazado, el ignorado, son parte de ese todo; pero cuando aparecen, corremos despavoridos para no tener que enfrentarlos, para no tener que sentirlos. Nos encanta escuchar a esas otras versiones hablarnos, internalizar en la grandiosidad de un momento, pero entonces ¿por qué no hacemos lo mismo con el resto?

No hacemos lo mismo porque nos da un miedo infinito que estos sentimientos tengan la verdad de nuestras vidas, que nos vean incapaces porque nos sentimos incapaces, que nos hablen de fealdad porque nos sentimos feos. Cada vez que voy a presentar algo me atemoriza que no me escuchen y ser ignorada y, por mucho tiempo sólo corrí, y ni siquiera era una carrera de resistencia si no de retirada.
Pero no tiene que ser siempre así. Por qué no dejar a los miedos correr con nosotros en vez de echarlos de nuestro lado o huirles.

Cómo escuchar nuestras versiones más temidas
Una de las cosas que te recomiendo es conocer los síntomas del rechazo, o de cualquier miedo que te atosigue.
  • Manos sudorosas
  • Respiración entrecortada
  • Dolor de estómago
  • Una sensación de calor intenso que sale desde las entrañas
  • El comerse las uñas
  • El sudar descontroladamente, etc.

Road to Paradise, foto de Nikola Petreski
Estas son sólo algunas, pero la cuestión es tener una idea de lo que puede afectar tu cuerpo en estos momentos de estrés. Una vez identifiques que el momento del pánico se aproxima, te recomiendo proceder a conocer a tus pensamientos, algo así:

“Estoy notando que me estoy poniendo nervioso, a qué se debe este pensamiento”

Probablemente este momento te va a llevar al origen de tus miedos, o quizás no, pero el hecho de que te lo preguntes te va a dar un respiro para que asimiles la situación y para que puedas pensar con más calma y terminar lo que has empezado. Ya después podrás mantener una conversación con ese sentimiento a ver por qué está presente y qué te quiere decir.

No tratemos de rechazar nuestras versiones, ellas están para enseñarnos. Recordemos que las viejas versiones siempre ayudan a la creación de una mejor de uno mismo.
El miedo al rechazo y al ser ignorado aparecerán de vez en cuando, quizás más frecuentemente de lo que esperamos, pero eso no nos hace más vulnerables, nos hace más fuertes si logramos escuchar sus mensajes.

Presta atención y prepárate para una carrera de resistencia.

2 comentarios: