El rechazo y el ser ignorado son de
los estados de ánimo que más despiertan miedos y frustraciones. Nos suelen
paralizar desde la punta de los pies hasta la punta del cabello en espasmos de
dolor que no nos damos cuenta tener hasta que les prestamos atención. ¿Qué
tanto dejamos que el miedo al rechazo y al ser ignorados gobiernen nuestras
vidas?
Foto tomada del sitio web www.sortrature.com |
Claramente recuerdo cuando tenía
catorce años, participaba en un Festival Interno de mi colegio en la categoría
de cuento. No era la la primera vez que participaba en algo parecido y me
decía, ¿qué puede salir mal? Bueno, siempre pasan cosas inesperadas.
Al llegar mi turno, sólo veía el
mar de gente a mis pies; estaba en una tarima lo suficientemente alta como para
poder ver las caras de los estudiantes y de los representante apelmazados bajo
el techo del patio central y, justo cuando iba a empezar a hablar, se dañó el
micrófono. Así que me di media vuelta y me dispuse a bajar y a esperar. Por lo
menos esa era mi idea, pero la idea de la persona encargada fue que hablara sin
micrófono y lo más alto posible.
En ese momento entré en pánico,
pero más pánico me dio cuando me di cuenta que nadie me prestaba atención, que
mi voz era muy baja como para ser escuchada incluso por las personas que
estaban frente a mí. Todos hablaban entre sí y yo hablaba para nadie. Ese fue
el día del comienzo de mi pánico escénico, el día funesto que recuerdo cada vez
que siento que la sensación de rechazo o de ser ignorada se aproximan.
Las diferentes versiones de uno mismo
Todos tenemos experiencias
diferentes, esos momentos que marcan nuestras vidas y que recordamos con un
nudo en la garganta. Pero qué poco recordamos los otros días, aquellos en los
que somos unos gigantes frente al mundo y nos lo podemos comer de un mordisco.
Esos días no los pensamos, preferimos escuchar la otra versión de nosotros
mismos, esa versión que entra en pánico fácilmente y prefiere salir corriendo.
Si nos ponemos a desmenuzar
nuestra personalidad, nos vamos a dar cuenta que estamos divididos en varias
versiones, unas más conocidas que otras: el campeón, el artista, el
intelectual, el fiestero, el miedoso, el violento, el compasivo, etc. El
conocer profundamente cada una de estas versiones nos ayuda a mantener las
piezas juntas para que sean un todo.
El miedoso, el rechazado, el
ignorado, son parte de ese todo; pero cuando aparecen, corremos despavoridos
para no tener que enfrentarlos, para no tener que sentirlos. Nos encanta
escuchar a esas otras versiones hablarnos, internalizar en la grandiosidad de
un momento, pero entonces ¿por qué no hacemos lo mismo con el resto?
No hacemos lo mismo porque nos da
un miedo infinito que estos sentimientos tengan la verdad de nuestras vidas,
que nos vean incapaces porque nos sentimos incapaces, que nos hablen de fealdad
porque nos sentimos feos. Cada vez que voy a presentar algo me atemoriza que no
me escuchen y ser ignorada y, por mucho tiempo sólo corrí, y ni siquiera era
una carrera de resistencia si no de retirada.
Pero no tiene que ser siempre
así. Por qué no dejar a los miedos correr con nosotros en vez de echarlos de
nuestro lado o huirles.
Cómo escuchar nuestras versiones más temidas
Una de las cosas que te
recomiendo es conocer los síntomas del rechazo, o de cualquier miedo que te
atosigue.
- Manos sudorosas
- Respiración entrecortada
- Dolor de estómago
- Una sensación de calor intenso que sale desde las entrañas
- El comerse las uñas
- El sudar descontroladamente, etc.
Road to Paradise, foto de Nikola Petreski |
“Estoy notando que me estoy poniendo
nervioso, a qué se debe este pensamiento”
Probablemente este momento te va
a llevar al origen de tus miedos, o quizás no, pero el hecho de que te lo
preguntes te va a dar un respiro para que asimiles la situación y para que puedas
pensar con más calma y terminar lo que has empezado. Ya después podrás mantener
una conversación con ese sentimiento a ver por qué está presente y qué te
quiere decir.
No tratemos de rechazar nuestras
versiones, ellas están para enseñarnos. Recordemos que las viejas versiones
siempre ayudan a la creación de una mejor de uno mismo.
El miedo al rechazo y al ser
ignorado aparecerán de vez en cuando, quizás más frecuentemente de lo que esperamos,
pero eso no nos hace más vulnerables, nos hace más fuertes si logramos escuchar
sus mensajes.
Presta atención y prepárate para una
carrera de resistencia.
¿Has vencido ya el miedo escénico?
ResponderBorrarSigo trabajando en eso 😊
ResponderBorrar