"Girl in the Clouds", tomada de nendili.deviantart.com |
Decidí ir en busca
de los silencios del mundo,
explorarlos para así elegir
los que más se ajustasen
a mis diversas
y cambiantes necesidades.
por el
pequeño silencio pensativo,
aquel
que se escapa como una nube
y se
desvanece entre los dedos,
aquel,
que como infante, corre mirando al cielo
preguntándose
cuándo tendrá alas para volar lejos.
Vi un
silencio de sueño en los ojos,
de
aventuras, héroes y piratas
en lucha
por un tesoro perdido;
también
vi, más allá, silencios altos,
unos que
remontaban vuelo a lomo de pincel y lápiz,
que
entraban en metamorfosis impensables
y que
saltaban, como seres evolucionados, de un cuerpo a otro.
Vi
silencios cautivadores,
de besos
atragantados y abrazos gigantes,
silencios
de amores perdidos en dunas y otros renacidos en montañas de espuma.
Los silencios crecían esporádicamente,
a veces
se hacían largos y tediosos,
un
cuento de nunca acabar de miradas confusas o terrores nocturnos;
a veces
se hacían cortos y dolorosísimos,
en los
que podías ver tu vida correr
frente a
tus ojos incrédulos;
a veces
los vi descomunales,
como
monstruos bajo la cama,
acechando
para dar el golpe maestro;
silencios
enormes y viejos de llantos controlados,
de
lágrimas secas en el cuarto cerrado,
de
labios apretados para no perturbar el sueño,
para no
perturbar el corazón ajeno.
He visto
silencios de noches,
de
madrugadas,
de
mañanas;
silencios
que corren descalzos
junto a
la imaginación naciente,
otros
que se mecen cansados
en la
rememoración de un pasado fugaz y transparente;
unos de
amores sonrientes y tiernos,
otros de
amores acorazados;
silencios
que sudan alegrías desbordadas,
que
caminan de la mano aprendiendo el mundo,
y otros
que lloran puñales ensartados y traiciones eternas.
He visto
silencios de miedos,
encadenados
a la mente para no salir a flote,
acorralados
de preguntas que no esperan respuestas;
pero
también les vi libres,
abriendo
jaulas que permanecieron cerradas por milenios,
escapando
a fronteras vírgenes de paraísos escondidos,
donde
podrían germinar como risas al viento.
Les
recogí todos para traerlos conmigo,
uno de
cada clase,
uno de
cada tamaño,
de
risas, de llantos,
de
horrores, de odios,
pero
sobre todo de amores y ternuras infinitas.
Soy una
antología andante,
una
muestra de cada silencio existente.
En mí se
concentra el mundo,
los
extravíos, las nostalgias,
las
indignaciones, las reflexiones,
un
manojo de nervios,
de hojas
secas al viento,
de
mariposas que vuelan con ellas.
Soy, en
carne propia,
una
antología del silencio.
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