viernes, 6 de enero de 2017

El arte de meditar y no frustrarse en el intento

Hoy, en el transcurso de nuestras vidas todo parece dicho, todo parece sacado de las enciclopedias del mundo para distraernos, para hacernos sentir impotentes y descabellados. Hoy; sin embargo, hay otras cosas que también responden, cosas más pequeñas y sencillas que se adhieren al ama y que van más allá de las reglas que la sociedad construye. Pocas veces escuchamos preguntas como: ¿tú meditas?, y es como una pregunta infiltrada que mencionamos por debajo de la mesa como si fuese un tabú, como si preguntásemos a qué religión perteneces o a qué grupo político.

Foto tomada del sitio web http://pilates-yoga.es/la-meditacion-fortalece-cerebro/

La meditación va más allá de las esferas de lo establecido, es un vehículo de reflexión que nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a querernos con nuestras limitaciones y virtudes, a amarnos más allá de lo que la sociedad pueda transmitirnos. Este vehículo representa el silencio, representa la grandeza de lo que podemos lograr con sólo cinco minutos de cerrar los ojos y escuchar el universo, que debo decir, no es tan difícil de escuchar; y aclarar que escuchar al universo no es una frase sacada de la ciencia ficción, o de una película sobre lo sobrenatural, es algo tan simple como mirar las estrellas sin que nos invadan los pensamientos sobre nuestro día a día en el trabajo. Uno de los grandes mitos que giran en torno a esto, es el hecho de pensar que está diseñado para aquellos que viven en las nubes, que quizás tienen mucho tiempo libre para sentarse a contemplar el mundo, pero les aseguro, mientras más ocupados estemos en nuestras vidas diarias, más necesidad tendremos de la meditación, pues en estos tiempos de tantas tecnologías y distracciones, el arte de meditar se ha convertido en parte casi fundamental para conectarnos con nosotros mismos y con nuestros sentimientos.
No es lo mismo sentarnos en nuestras camas y pensar mil cosas por las que estar enojados, qué nos hizo esa persona, o qué nos dijo esa otra. La meditación radica en callar los sentidos, calmar la mente y tranquilizar el espíritu. Muchos dirán que no son Buda y, desde mi punto de vista, eso es lo maravilloso, QUE SOMOS NOSOTROS MISMOS Y NO OTROS, que deberíamos vernos en el espejo y sonreímos sin miedos ni reproches, o sin pensar que hacemos mal porque no sabemos si esta técnica es parte de una religión que no es la nuestra; pero esto no es cuestión de religión, el adentrarse en uno mismo no tiene religión ni reglas, no tiene partidos políticos ni partidarios particulares; sólo te tienes a ti, a tu consciencia que escucha a tu corazón con toda la atención que puede.
Personalmente, cuando empecé estos viajes meditativos no estaba segura si iba a lograrlo o iba a ser como esas tantas cosas que solía dejar empezadas, pero que no terminaba por miedo a no hacerlo nunca. ¿Suena patético?, pero así era, me paralizaban las posibilidades. De la misma forma, muchas veces comencé a intentar meditar y entrar en un estado de silencio, pero mi mente parecía estar enchufada con todo el mundo al mismo tiempo, recibiendo todos los mensajes que repasaba una y otra vez hasta que me cansaba de llamar a un estado de tranquilidad que, al final, creía era sólo para unos pocos elegidos. Pues en algún momento tuve la epifanía de que todos somos elegidos, pues todos estamos aquí y ahora, viviendo estos momentos de tranquilidad para unos, de guerra y hambre para otros; pero aquí, compartiendo el mismo suelo, el mismo aire, el mismo sol y la misma energía que nos  mueve a todos y cada uno, desde el rey hasta el mendigo; y si hay alguna diferencia, es porque las reglas han sido establecidas por una sociedad humana  que se deja llevar muy fácilmente por las pasiones más básicas. Ese pensamiento, fue lo que me llevó a intentarlo desde otra perspectiva, de hacerlo con el simple deseo de cerrar los ojos y dejar de escuchar el ruido intenso que me rodeaba todo el día; ese silencio, me cautivó desde el primer momento, porque creo que en el silencio creamos nuevos mundos, el nuestro, y si cada uno de nuestros mundos individuales cambia un poco para mejor, ¿se imaginan lo que cambiaría el mundo colectivo?
Lo primero que tenemos que hacer es borrar la convicción de que no podemos, pues la meditación es tan simple como respirar una bocanada de aire nuevo, el filtro de purificación irá llegando con el tiempo, iremos dejando atrás las preocupaciones, la lista de compras, o cómo conseguir la comida del siguiente día. Por un momento seremos libres de las rabias y los odios empedernidos, de las luchas incesantes de clases, o de la pobreza en la que vemos a nuestros hijos; pues la meditación no es un método para los privilegiados, es un método que alimenta el espíritu común del ser humano. Si es difícil al comienzo, no te preocupes, la cuestión es entrenar a la mente así como entrenaste a tus manos para que aprendieran a escribir. Tomará tiempo, pero valdrá la pena.
En el internet pueden encontrar un sinfín de técnicas de meditación, algunas simples, y otras que pueden parecerlo no tanto y que además podrían espantar a otros por las perspectivas religiosas que puedan ofrecer; yo por mi parte, me quiero alejar de esas perspectivas para que todos y cada uno (desde la ama de casa al estudiante, desde el empresario hasta el obrero) puedan gozar de los beneficios de una mente clara y enfocada. Una de las explicaciones que ofrece la página web How to Meditate (Cómo meditar)  http://www.how-to-meditate.org/, y que me ha gustado mucho, es que la meditación funciona como la llegada de la calma a un océano revuelto. Al comienzo vamos sólo a ver la arena llenarlo todo, quizás escombros o animales de todo tipo y tamaños; pero con el tiempo y la calma todo se asienta, y el agua se va haciendo poco a poco más clara y pura.
Hasta ahora he hablado de los beneficios de la meditación, en lograr escucharse a sí mismo y no lo que los otros dicen; a continuación, me gustaría ofrecerles algunas técnicas para empezar desde cero. Meditar con la respiración es, yo diría, la mejor meditación para aquellos que están empezando; ¿qué se necesita?, pues sugiero lo siguiente:
  • Siéntate de forma cómoda, preferiblemente en una silla para que no te duermas y con la espalda derecha para evitar cansancio e incomodidad. Lo mejor es que tus pies estén conectados al suelo y las palmas de tus manos de cara al cielo sobre tus piernas, esto hará que la circulación de tu sangre y tu energía fluyan sin problemas. Todo es para evitar las incomodidades, pero no es una regla; busca, sin compromisos, la posición más cómoda para ti.
  • Usa ropa cómoda y suelta. La meditación puedes hacerla justo antes de acostarte y cuando ya estés usando tu ropa de dormir.
  • Evita las distracciones externas, es decir, televisores, teléfonos o tablets. Apaga todo o siléncialos para que no te molesten. Procura igualmente que nadie te interrumpa.
  • Si quieres usar música relajante, ¿por qué no?, hazlo con un tipo de música suave que no te moleste y que sientas te llama a la relajación.
  • Cierra los ojos, y aunque esto tampoco es una regla, es bueno hacerlo al comienzo, así evitarás distraer la mente.
  • Respira con normalidad, trata de que la postura que has elegido no interfiera con la respiración, por ejemplo, si estás acostado, el uso de una almohada puede que dificulte la salida de aire libre por las fosas nasales. La respiración es el mejor punto de la meditación, pues en ella nos vamos a enfocar para atraer esa calma de la que hablaba con anterioridad. Al comienzo te dará la impresión contraria, pues te parecerá ver a una mente más ocupada que nunca; pero, mientras más te enfoques en el movimiento de tu cuerpo con cada respiración, las ideas se van a ir calmando hasta asentarse en las profundidades de tu mente.
  • Lo más importante que puedo decirte es: no te juzgues. Si tus pensamientos siguen bombardeándote, escúchales y trata de estar consciente de ellos, poco a poco se irán calmando. Si piensas que los vas a borrar completamente de tu mente te decepcionarás; procura repetirte tú trabajas a tu ritmo y con lo que mejor funciona para ti.

Parece sencillo, y quizás para algunos innecesario, pero esto les va a dejar ver lo ruidosa en lo que se ha convertido la vida, no ocupada, no activa, no; veremos en ese momento que la bulla es la razón principal de que no podamos escucharnos a nosotros mismos. Hacer esto por cinco minutos todos los días les va a dar una sensación de paz en el tumulto del día a día, de la inseguridad, de la violencia, del hambre. Es una tregua que todos necesitamos.
Una vez que hayan logrado mantener el enfoque a través de la respiración, pueden empezar a involucrar otros elementos, que pueden ser la visualización o la afirmación, o ambas al mismo tiempo. Recuerden, es su mente y su meditación, siéntanse libres de crear lo que les haga sentir mejor, pues NADIE puede saberlo ni decirles lo contrario.
Particularmente yo uso ambas, aunque la visualización es mi parte favorita.
  • A tu respiración puedes agregarle imágenes acompasadas que la acompañen, puedes imaginar que respiras la energía del sol o una luz brillante que te evoque paz, y una vez que exhales, saca todas las preocupaciones del día, el tráfico infernal, las filas interminables para conseguir lo que necesitas; saca todas y cada una de las rabias mientras te vas llenando con las inhalaciones de esa luz que poco a poco te rodea. Una vez allí, tú mente estará libre, puede volar por el universo o simplemente descansar en un prado o una playa. La imaginación es la llave para tu libertad.
  • Si quieres agregar afirmaciones, hazlo; y si éstas vienen como oraciones, no hay razón para desecharlas. Sin embargo, esta parte tiene una importancia a la que debes prestar atención, pues la oración que hagas va a determinar la paz que traiga a tu mente y alma: la afirmación/oración está basada en la gratitud, no en la queja. Tratar de evadir frases como por qué no tengo es fundamental, la palabra que debería venir a ti es gracias, porque una vez que empiezas a ver las muchas bendiciones que tienes a tu alrededor, más en paz te vas a sentir contigo mismo y con el mundo.

Con todo mi corazón espero que estas técnicas sean de ayuda, y con todo mi corazón espero se den una oportunidad de liberarse del ruido y entregarse, aunque sea por cinco minutos, al silencio del alma y a la escucha de su propio corazón.

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