La gratitud es una de las manifestaciones más grandes, es una de las
herramientas que nos brinda el ánimo necesario para seguir adelante en un
camino que muchas veces se presenta desconocido. Mientras vivimos nuestras
vidas en un ajetreo eterno entre el ir y venir, la gratitud puede ayudarnos a
mantener el contacto directo con ese mundo que muchos ven lejano, el mundo del optimismo.
Volo, cuadro de Stephanie Dalton Cowan |
Para dar un paso hacia el optimismo hay varias técnicas: meditación,
oración, desarrollar la compasión y descubrir el amor incondicional; sin
embargo, para todo esto se darán cuenta que el primer paso es amarse a uno
mismo. Es importante aclarar que el amarse a uno mismo no es material de
narcisistas, que no es otra cosa que una persona centrada en sí misma y que se
piensa mejor que todos sin mirar a los demás; el amor internalizado es aprender
a valorar nuestras virtudes y a educarse en nuestros propios defectos,
entenderlos y agradecerlos. En una de mis reflexiones anteriores, La revolución está en tus manos, hablaba
de la importancia de construir nuestras vidas desde dentro, de revolucionar
nuestro mundo interno para lograr el cambio; el amarse incondicionalmente es el
punto de partida de ese cambio, y el agradecimiento la chispa que iniciaría los
primeros fuegos.
Aunque sea fácil de decir, para muchos no es fácil actuar, ya sea por baja
autoestima o por específicas circunstancias que los rodeen. La baja autoestima
es uno de los obstáculos más comunes, que muchas veces se desarrolla a través
de traumas o abusos, y hasta que no los enfrentemos son bastante difíciles de
erradicar. El stress es otro de los factores que frena en seco al optimismo,
ese miedo que nos dice que todo lo malo puede suceder y que no hay salida para
algo mejor; el punto es que la salida está, pero vamos tan segados en la vida
por el temor a enfrentarla, que la resolución parece imposible de lograr. Si
recordamos que el cambio es una ley irrefutable de la naturaleza y que nada en
este universo permanece estático, quizás comprenderíamos que al optimismo
podríamos convertirlo en una de esas leyes irrefutables.
En los últimos años, una de las técnicas que me ha ayudado para desarrollar
la gratitud y el optimismo son las afirmaciones. Muchos piensan que las
afirmaciones son cuentos de vieja, que decirnos frente al espejo lo valiosos
que somos es cosa de esoterismos y conjuros, pero la realidad es diferente; la
realidad es que por cada afirmación que nos decimos, elevamos nuestra gratitud
y comenzamos a ver el mundo desde otra perspectiva, es una especie de
reprogramación, en el que nuestro cerebro se comienza a acostumbrar que lo que
nos decimos cada día es la verdad y nada
más que la verdad. Y lo es. El cuerpo humano se caracteriza, como todo
elemento vivo, por la rutina; él está entrenado para moverse, para responder a
ciertos movimientos, para descubrir patrones en el día a día que le ayude a
hacer todo de forma más eficiente, y, aunque sea difícil de creer, las afirmaciones
entran sin dificultad en la misma categoría. Si en un año decidimos no
levantarnos de la cama, al final del mismo descubriríamos que nuestras piernas
se han entumecido hasta tal punto que han olvidado cómo dar un paso después de
otro; lo único que nos quedaría sería practicar como un niño que está aprendiendo,
y recordarle a nuestras piernas cómo se siente el saber caminar. Si cada mañana
te repites las afirmaciones que más resuenen contigo, el efecto sería el mismo;
no obstante, debo decir que hay un truco; si en tu cabeza existe la duda, el
pensamiento de que estás perdiendo el tiempo, inevitablemente, lo perderás,
pues en ese momento te habrás convertido tú mismo en tu más grande obstáculo. Siguiendo
el ejemplo anterior, fácilmente creerás que tus piernas pueden caminar, pues ya
lo has hecho y lo vez con tus propios ojos cada día; a diferencia de esto,
creer en las afirmaciones amerita un salto de fe, pues los resultados no son tan
tangibles como tus piernas, son acciones generales que cambiarían para mejor el
rumbo absoluto de tu vida. Date un chance, permítete visualizar los resultados.
Lo que te recomiendo es que empieces con una frase simple que te haga
sentir bien y energizado. Deja que tu corazón la deguste y que tu mente la
acepte sin remordimientos y sin juicios. Repítela cada vez que quieras y por
tantos días como te sea posible, no hay reglas para esto; puedes hacerlo en voz
alta o decirlo internamente, puedes estar solo o acompañado, trabajando,
cocinando o descansando. El hecho de decirlo y sentirlo, traerá a tu vida un
bienestar inolvidable.
A continuación te dejo con unas afirmaciones, algunas son escritas por mí,
otras por la escritora Louise Hay.
- Acepto los cambios, pues ellos traen amor y comprensión.
- El temor se desvanece y sólo queda la confianza en mí mismo.
- Mis limitaciones son mis maestros. Las acepto y las respeto.
- Gracias por ser quien soy.
- Soy el creador de mi propio mundo y mi propia realidad.
- Los cambios son necesarios, al igual que el optimismo.
- La gratitud y el amor son los comienzos de mi propio éxito.
- El universo me proporciona lo que necesito para mi felicidad.
- La armonía y el equilibrio están dentro de mí.
- Merezco amor y lo recibo con los brazos abiertos.
- Doy lo mejor de mí en cada acción y decisión que tomo.
- Mi corazón está abierto a través del amor (por Louise Hay).
- Todo está bien. Todo pertenece a un cambio positivo (por Louise Hay).
- Cada experiencia me enseña a crecer (por Louise Hay).
- Todo lo que necesito saber me es revelado. Mi intuición es mi aliada (por Louise Hay).
- Hoy es el futuro que creé el día de ayer (por Louise Hay).
- Soy un canal abierto para la creatividad y el amor (por Louise Hay).
- Hoy me perdono y me libero (por Louise Hay).
Espero que estas afirmaciones sean de tu agrado, aunque puedes, definitivamente,
personalizarlas de acuerdo a lo que tu corazón desee.
La gratitud es un elemento de fuego y agua, pues te quema las entrañas y a
la vez te sana las heridas, ya que en ellas comienzas a ver tu propio
propósito. Deja que las afirmaciones comiencen a labrar el camino hacia el amor
propio, y que de allí el optimismo de rienda suelta al agradecimiento de
nuestra vida en el aquí y el ahora. No te de miedo mirarte a los ojos y
agradecer que eres quien eres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario